Ya que la R.A.E. está metida en cambios, debería actualizar sus diccionarios para poner como definición de país en decadencia a España. Me explico: ayer, 28 de Noviembre, se celebraron las elecciones catalanas, en las que los resultados dejan un panorama político desconocido (el PP jamás había tenido tantos escaños, ni la diferencia entre CiU u PSC había sido tan abultada, y un sin fin de datos más que dejaré a los auténticos analistas). En el plano económico, los mercados no levantan cabeza tras el escandaloso descalabro de Irlanda, con una deuda casi el doble que la que tenía Grecia. En cuanto a política internacional, dos aspectos son reseñables: por un lado, Wikileaks ha filtrado informes de la inteligencia americana en los que hablan de espionaje a líderes mundiales, y la tensión entre las dos Coreas amenaza con una nueva guerra, además de tongos electorales en varios países, catástrofes humaitarias como la que sufre Haití, el conflicto del Sáhara...
Me detengo un momento en la guerra de las Coreas (que no Chinas, que dijo la otra). Corea del Norte tiene armamento nuclear además de aliado a China, mientras que Corea del Sur tiene como aliado a Estados Unidos. Sí, estamos ante un posible caso de guerra NUCLEAR, en la que unos cuantos países pueden entrar en conflicto bélico en el Océano Pacífico, como en la Segunda Guerra Mundial. Si estallase la guerra, estaríamos probablemente ante la Tercera Guerra Mundial, y a mi cabeza vienen las palabras de (creo que fue él y si no que alguien me corrija) Albert Einstein cuando dijo que la IV Guerra Mundial sería a pedradas.
Pero, y aquí es donde viene el motivo de mi entrada... todo eso da igual... porque ha llegado el trigésimo partido del siglo en 10 años. Todos pendientes (¿todos? no, gracias, conmigo no cuenten) de un deporte que se utiliza para olvidar todos los problemas que tenemos ahora mismo socialemente. Está demostrado que cuanto más decadente es una sociedad, más fútbol ponen en la tele (lo que en Roma se decía "pan y circo"), y ahora hay rachas de diez días seguidos con partidos en directo, y cuando yo era niño, el partido del sábado a las 10 y punto, y no ha pasado tanto tiempo de eso. Ojo, que a mí el fútbol, en el fondo, me gusta, aunque sea porque permite conversaciones con los amigos en los bares, pero las cosas claras: antes que el fútbol, hay muchas cosas. No puede ser que los primeros 20 minutos de un telediario se dediquen a hablar del partido (que, por cierto, ni pasará a la historia, ni ha decidido nada, ni ha sido tan emocionante como lo pintaban) que van a jugar después, ni siquiera analizaban las jugadas, porque no las había...
Besos y abrazos
